lunes, 30 de noviembre de 2009

ACTIVIDAD PARANORMAL: ACTIVIDADES PARA-ANORMALES


















El cine no es ajeno al fenómeno de las "burbujas": algo que se hincha hasta el paroxismo y luego desvela su auténtico, y nimio, ser. "Paranormal activity" es una de esas burbujas, la última muestra de infracine agigantada por el boca a boca en formato 2.0. Como híbrido bastardo de "El ente" y "Blair Witch Project", se lanza a mostrarnos, vía cámara doméstica, la experiencias presuntamente terroríficas de una parejita a las que un súcubo ocioso se dedica a voltear en la cama cuando se ha aburrido ya de los consabidos topetazos en la pared. Tras mortificar a los pobres sufridores (protagonistas y espectadores, por igual) durante hora y pico, el pérfido demonio, agotado el presupuesto, se decide, ya sin más zarandajas, a poseer a la moza y a cargarse al maromo en plan "Mortal Kombat". Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

"Paranormal activity" es un bodrio de tomo y lomo que, debidamente redimensionado, valdría para un festival de cortos caseros. El film no causa miedo, sino la lógica irritación de quién comprende postreramente que el crecepelo que le han vendido es zumo de arándano caducado. Así que resulta ser, en efecto, una actividad para-anormales o, con más propiedad, para subnormales cinematográficos, únicos que podrán ver complacidos lo pelma que se ha vuelto últimamente el más allá.


Dedicado a mi sufrida compañía durante la proyección.

lunes, 19 de octubre de 2009

AGORA:



















"Agora" debe ser saludada, sin matices, como una valiente y saludabilísima apuesta cinematográfica. Amenábar (de largo, el mejor cineasta español; no hagan comparaciones, por odiosas, con el insufrible Almodóvar) se atreve con un punto de partida de interés casi marginal para proponer una reflexión de amplio alcance sobre la capacidad alienante de las ideologías (aquí representadas por un cristianismo incipiente) a través de una historia llevada con oficio y rigor hasta su desenlace. Aunque hay un "pero", la frialdad del film, que hace que uno mire sin sentir ni padecer. En todo caso, una objeción que no empaña el enorme mérito de llevar a la pantalla asuntos que, de bullir más en la cabeza del respetable, purgarían este valle de lágrimas de algunas de sus peores desgracias.

lunes, 12 de octubre de 2009

LOS SUSTITUTOS: ESTA VEZ, SÍ




















"Los sustitutos" tiene el honor de romper con la larga racha de bodrios que ha ocupado este blog las últimas semanas.

Su planteamiento argumental resulta ya sugerente. En un mundo futuro (aunque sin mucha apariencia de tal, por exigencias del presupuesto), los individuos son sustituidos en sociedad por réplicas robóticas a gusto del consumidor. Como consecuencia, naturalmente, el mundo es un hervidero de juventud y belleza, con la senectud y la fealdad confinadas a las cuatro paredes en donde moran los humanos sustituidos. ¿Todos? No. Como en la famosa aldea gala, subsisten núcleos de irreductibles "biológicos" (los "Dreds"), confinados en reservas, que se niegan a pasar por el aro. La trama da inicio cuando aparece un arma capaz de acabar a distancia no sólo con la réplica robótica, sino también con su equivalente humano, de modo que el film narra el esfuerzo de un convincente Bruce Willis por anular la gigantesca amenaza.

Al margen de un guión bien llevado, "Los sustitutos" encierra una crítica mordaz contra la deificación de la juventud y la belleza, explorando sus últimas consecuencias. El film, desde luego, no es perfecto, pues el compromiso con la taquilla obliga, no pocas veces, a sacrificar el rigor para construir un producto de digestión rápida. Pero, eso sí, dentro de límites razonables.

Una elección recomendable, que hubiera podido dar aun más de sí, y que plantea interesantes posibilidades. Por ejemplo, dotar a la clase política de sendos sustitutos cuya impactante apariencia dulcificase el trago de soportar sus patrañas, mentiras y peroratas.

sábado, 10 de octubre de 2009

MALDITOS BASTARDOS: MALDITO TARANTINO



















"Malditos bastardos", la última criatura de Quentin Tarantino, es exactamente eso, otra película de Tarantino, producto, como las anteriores, de la regurgitación de las toneladas de cine-basura previamente ingerido durante décadas por tal sujeto.

La lectura del argumento evidencia que este anormal ha buscado la mejor excusa que se le ocurrió para dedicarse, sin contemplaciones, a mostrar el auténtico leit-motiv de su cine: la impúdica ostentación de su sadismo enfermizo, previendo que a nadie le dolerán prendas por ver a una pandilla de nazis sometidos a los manejos brutales urdidos por su imaginación. El 85% del metraje de esta cosa es, con todo, un aburridísimo ejercicio de autocomplacencia condensado en interminables monólogos en los que, presuntamente, Tarantino muestra su inteligencia y maestría. El guión da risa, los actores están patéticos (comenzando por Brad Pitt, únicamente ocupado en poner la misma cara de paleto de la América profunda, sin una sola inflexión, de principio a fin) y la realización hace patente que la mayor parte del presupuesto ha ido al peto del Director y sus secuaces.

En suma, una nueva tomadura de pelo de Tarantino, un exabrupto sostenido por la legión de papanatas que les ríe las gracias y le garantiza continuar la franquicia por mucho tiempo. Pero una cosa sí hay que reconocer: la eficacia de su apelación a la violencia. Pues hasta el más pacífico de los mortales (salvo que esté enrolado en su troupe de seguidores) siente, tras contemplar el engendro, unas irrefrenables ganas de partirle la cara a su artífice que, a buen seguro, no encontraría, pese a su querencia por la truculencia, la escena a su gusto. ¿Para cuando la jubilación, Quentin, y la entrega, por ejemplo, a idílicos paseos a la vera del mar en grata compañía, que, en tu caso, sería deseable practicase la psiquiatría?

domingo, 4 de octubre de 2009

[REC] 2: BODRIO AL CUADRADO


















REC 2 es un producto sin otra pretensión que estirar, vía clonación, el éxito de su estimable primera parte. El resultado es risible, desastroso. Ya no sólo por la impúdica renuncia a cualquier atisbo de originalidad, sino por la estulticia de todos y cada uno de sus elementos.


Este fallido film se inicia exactamente donde terminó el primero, creando la apariencia de ser la segunda parte del metraje. Si ese hubiera sido el caso y la primera entrega constase de las tres horas de rodaje, se hubiese hablado de una película extremadamente irregular, con un remarcable inicio y una segunda mitad directamente destinada a la basura. Y es que REC 2 no es más que una mimética (y, a la postre, cansina) reiteración de todas y cada una de las situaciones narradas en su antecesora, aunque con dos serios agravantes: un guión que transita equidistante entre el delirio etílico y la pura y simple tomadura de pelo y una realización a la altura de una función escolar, de la que la película ya avisa en su mismo comienzo presentando en pantalla a unas "fuerzas especiales" integradas por una especie de fontaneros ataviados con atrezzo de desecho.


Con semejantes ingredientes, la cosa termina del modo previsible: tras media hora de proyección se oyen las primeras risas, que se vuelven pronto carcajadas. En escaso margen de tiempo el film toma un cariz burdo, patético, como en las tomas subjetivas que replican en registro casposo secuencias de los "Aliens" de James Cameron. A buen seguro, no obstante, que el reclamo de la anterior entrega permitirá unas cifras de taquilla nada desdeñables. Como peaje, Balagueró ha arruinado con este terrible estropicio buena parte de su bien ganada reputación. Pero, al parecer, el catalán ha optado en este caso por entender que la película es bona si la bolsa sona.

domingo, 27 de septiembre de 2009

EL SOPLÓN: SOMNÍFERO DE LA GRAN PANTALLA



















Quien tenga problemas para conciliar el sueño cuenta con una nueva terapia que promete singular eficacia: una sesión nocturna que proyecte la última cinta de Steven Soderbergh, "El soplón".

Esta historia de un mentiroso compulsivo cuyas manipulaciones causan un embrollo de dimensiones progresivamente mayores adolece de un pequeño vicio de origen: nada de lo que la cinta cuenta tiene, en realidad, el más mínimo interés. Y si a este hecho se une que seguir el hilo del revoltijo urdido por el embustero es a cada paso más difícil, el resultado es el previsible: una rápida desconexión de todo cuanto sucede en pantalla seguida de un fulminante sopor que hace al sufrido espectador pedir de inmediato la hora. Ahora bien, todo sea dicho, los 6 euros tirados en semejante pestiño podrían haber sido salvados sólo con reparar en las loas recibidas en festivales como el de Venecia y similares. Pues ante la certeza metafísica de que los patanes que integran los jurados se ocupan en encumbrar productos infumables con el exclusivo propósito de marcar distancias con los gustos de un tipo normal, la respuesta hubiera debido ser la huida inmediata.


Así que ya saben, amigos, salvo que el insomnio les azote sin piedad, manténgase alejados de este soplón y no duden, además, en dar el chivatazo.

sábado, 19 de septiembre de 2009

DISTRICT 9: NINEDA DE NINEDA


















"District 9", las desventuras xenófobas de un contingente alienígena que, por error, da con sus huesos en La Tierra, es un híbrido entre el cine de palomitas y el de denuncia política. Y, como era previsible ante lo escasamente combinable de tales ingredientes, no funciona bien ni como lo uno ni como lo otro.

"District 9" llama a la sesuda reflexión un segundo y al apagado cerebral total al siguiente. Y, como lógica consecuencia, no contenta ni a quiénes van al cine a pensar ni a quiénes van a no hacerlo, categorías que, por desgracia para el film, agotan la totalidad de los potenciales espectadores. Por si eso no fuera suficiente, Peter Jackson, que aquí oficia de productor, parece querer volver por sus fueros y, aunque a través de testaferro (ahora hay una reputación que proteger), nos obsequia con un nauseabunedo espectáculo de sangre, vísceras y mugre que pone a prueba el estómago más curtido.


Pésimos actores, ausencia de ritmo, un guión con más agujeros que un colador y nula habilidad narrativa (que debe soslayarse por medios tan burdos como el falso documental) coronan este fallido producto que, a la postre, termina por retener al feligrés en su butaca únicamente por averiguar su desenlace. Y como este resulta ser una más que previsible faena de aliño, la impresión que resta es la de una estúpida nadería cuyos escasos hallazgos argumentales han sido arruinados por una pésima realización. Así que nada de "9". Un 2, y va que arde, para esta solemne bobada, que apenas merece ni el rato que invierte su descarga por emule.


lunes, 13 de julio de 2009

"LA CLASE": BODRIO ACADÉMICO DE TOMO Y LOMO


















Visionar "La clase", encumbrada por la crítica como la película del año, constituye una experiencia altísimamente recomendable. Pero no, desde luego, para disfrutar de sus inexistentes valores cinematográficos, sino como patente muestra de los derroteros por que discurre la legión de necios que han ocupado su tiempo emborronando páginas con la glosa de este pestiño.

"La clase" podría pasar como proyecto de fin de curso de una Instituto de Bachillerato. A un pelele sin otro rodaje que un par de lecciones de cine se le toleraría un producto sin medios, sin guión, sin técnica de rodaje y en el que nada de lo que sucede, de principio a fin, tiene, en realidad, el más mínimo interés. Pero que durante cerca de dos horas (¡) un presunto Director profesional se dedique, cámara en mano, a pasearse por una escuela francesa para retratar, en plan "Gran Hermano", una docena de episodios tan interesantes como un documental sobre la metalurgia etrusca excede, notoriamente, de lo soportable. Y eso, muchachos, es "La clase". O, al menos, lo es para el común de los mortales. Porque, bien al contrario, en manos de la crítica, el engendro de marras resulta ser una auténtica obra de arte, con profundo mensaje social. Así que su encumbramiento prueba cruelmente que usted, pobre necio, no alcanza el nivel de perspicacia y sensibilidad necesario para el disfrute de tan egregia creación, a diferencia de tales elegidos.

Ahora bien, si su incomprensión de la presunta grandeza del film hace que les entren dudas, amigos, llévense a uno de tales iluminados a su casa y pásenle "Megashark vs. Giant Octopus". Su expresión hierática e indolente durante la proyección probará incontestablemente que existe todo un mundo de goce y diversión más allá de las pedantes y afectadas páginas del "Cahier du cinema".

domingo, 21 de junio de 2009

ORBITAL EN EL SONAR 2009: CUANDO LA REALIDAD SE PARECE AL CINE
















Pudiera hoy ser acusado de apartarme del guión del blog. Pero cuando la realidad se parece al cine al punto de hacer dudoso si uno está a uno u otro lado de la pantalla, el relato de lo acaecido no dista en exceso de la crítica a una película. Y eso fue lo que sucedió esta pasada madrugada en el concierto con el que Orbital culminó la edición 2009 del Festival SONAR en Barcelona. Un prodigioso espectáculo audiovisual que rindió a sus pies a los miles de fanáticos de los hermanos Hartnoll que nos congregamos para contemplar en directo al dúo más brillante y creativo de la historia de la música electrónica. Uno de sus instantes, capturado cámara en mano, encabeza, por ello, el post de hoy.

Para los devotos de los Orbital, pues, esta madrugada la realidad se volvió cine en directo, con lluvia sobre el film de todos los Oscar imaginables.

jueves, 18 de junio de 2009

TROPIC THUNDER: PROBLEMAS DE CREERSE GRACIOSO


















Aun recuerdo bien el tremebundo montaje promocional de "Tropic Thunder" que este verano copaba los mejores espacios de Times Square, Nueva York. Así que a la vista del despliegue, uno podría creer que asistía al estreno de un auténtico "crack" del género de la comedia, tipo "Aterriza como puedas" o similar.

Pues va a ser que no. "Tropic Thunder" es un producto 100% Ben Stiller, a cargo del guión y la dirección. O sea, que lo que desfila por la pantalla es pura emanación en celuloide de la personalidad del sujeto. Y ahí radica el problema, pues el amigo Stiller no deja de tener su gracia, pero, desde luego, mucha menos de la que él cree. Así que prepárense ustedes a encajar una retahíla de "gags" que haran troncharse de risa al autor del producto, pero dejarán con cara de póquer al común de los feligreses. Además, y a poco que hayan seguido un poco los anteriores films de Stiller, la mayor parte del material sonará a trillado.

Así que "Tropic Thunder", una película filmada para hacer reír, no hace, en realidad, excesiva gracia. La Providencia, pues, da pan a quien no tiene dientes, aunque, al menos, no a cargo de los sufridos contribuyentes, como pasa por estas latitudes con los "genios" del humor, cuyas presuntas gracias deben tener ya epígrafe propio en los Presupuestos del Estado.

sábado, 13 de junio de 2009

TERMINATOR SALVATION: DE "SALVATION" NADA


















¿Qué idea puede llevar a una productora a confiar la dirección de la última entrega de Terminator al artífice de "Los Angeles de Charlie"? Pues una y sólo una, amigos: recaudar. Y no dice Deep que haya de condenarse tal empeño. Sólo el estar dispuesto a pagar cualquier precio en pos de él. Como, por ejemplo, destrozar toda expectativa sobre la continuidad de una mítica saga con un producto de ilimitada estulticia, cuyo guión parece haber sido escrito al tiempo que se rodaba.

Si se ponen en relación los medios utilizados con el resultado, "Terminator Salvation" es, de largo, la peor película del año, apoyada en unos intragables actores (con la cara marmórea de Christian Bale a la cabeza del engendro), un guión a la altura de una redacción escolar y una dirección más gris que un día nublado. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué astronómicos presupuestos no alimentan películas estimulantes e inteligentes, como las dos entregas previas a cargo de James Cameron? Sencillamente, porque los proyectos que hoy se llevan a la pantalla son controlados por tipejos a quienes del cine sólo les importa lo que el sufrido feligrés deja en taquilla, ajenos a un mero atisbo de respeto o admiración por el imaginario del que se valen para sus lucrativos fines.

De "salvation", pues, nada. El producto degenerado que hoy nos ocupa debe descender directamente al infierno de los bodrios, sin parada en el Purgatorio. Y es deber de quienes tuvimos la fortuna de presenciar en la gran pantalla como James Cameron daba vida en 1.985 a uno de los iconos del cine fantástico contemporáneo, el quedarse con su imborrable recuerdo y evitar que desperdicios como éste mancillen su memoria.

martes, 26 de mayo de 2009

"LAS RUINAS": PUES ESO, UNA RUINA



















"Las ruinas" es la ópera prima de un Director novel, Carter Smith. Esperemos, pues, que, tras estrenarla, dicho sujeto mude su profesión para dedicarse a alguna otra cosa, preferiblemente las tareas del hogar.

La cosa que ocupa hoy el blog se propone, en apariencia, asustar al respetable con una trama dotada de la inventiva propia de un chiste de Chiquito de la Calzada. Unos jóvenes y descerebrados yankis se embarcan en unas vacaciones en Méjico y, aburridos ya de tanta "caidita" y chapuzón, parten de visita a una pirámide azteca, para que luego se diga que no tiene uno inquietud cultural. Allí les espera, of course, el bicho malo, malísimo de turno, que, en esta ocasión, toma la forma de unas plantas carnívoras ansiosas de merendárselos en cuanto se descuiden un poquitín. Y, por si la cosa no estuviese ya chunga, los oriundos del lugar montan guardia a pié de pirámide para que nadie escape del guateque, que el sitio es yu-yu y, encima, hay que precaverse de semejante plaga vegetal, en estos tiempos que corren.

Como, naturalmente, tras media hora la cosa ya no da más de sí, el amigo Carter se decida a continuación a engordar el metraje con lo que, se supone, come el público de estos productos: casquería, progresivamente más retorcida. Treta, pues, equivalente a la del cuentacuentos que, viendo que su relato duerme hasta las ovejas, decide tirar por la calle del medio y "conmover" al feligrés más a mano con con una patada en la boca del estómago.

Tras cuarenta y cinco minutos más de vísceras y mutilaciones, el bodrio culmina, ante el alivio del respetable, del modo que ya cabía predecir una hora antes. En ese momento, las únicas ruinas que el espectador anhela ver son las de la sala de proyección, luego de aplicar a la tarea la furia destructiva que este engendro produce con su mera contemplación.

Pero no se vayan todavía, amigos, que aun hay más. Y es que "Las ruinas" es...¡la adaptación de una novela homónima!. Así que ya saben, si conocen a alguien con dificultades de colocación profesional por causa de su retraso mental, anímenlo a escribir un relato y a buscar al editor de "Las ruinas". La fama y una tirada de 50.000 ejemplares pueden estar a punto de llamar a su puerta.

Dedicado a Cocteautwin, como codamnificado.

domingo, 24 de mayo de 2009

ANGELES Y DEMONIOS: DIVERSIÓN SIN TRAMPA NI CARTÓN



















Difícilmente quien pague seis euros por ver "Angeles y demonios" saldrá defraudado de la sala de proyección. Lo que el último film de Ron Howard ofrece es justamente lo que cabe exigirle: un rato (que se extiende por más de dos horas) de sana y eficaz diversión a cargo de una cinta de ritmo trepidante y dirigida con oficio. De paso, quienes hayan paseado por Roma podrán recrear su estancia en la ciudad eterna a través de la ruta turística que el Dr. Langdon se marca en pos de dar caza a los malvados Illuminatti.

Suele olvidarse a menudo que para hacer películas hay que saber hacer cine (caso de Ron Howard). Si a eso se añaden medios y un guión entretenido (que aquí consiste en la obra homónima de Dan Brown), voila, se hace la magia y tenemos servidas un par de horas de disfrute, sin secuelas. Buena nota de ello debieran tomar las miríadas de "genios" que pululan por estas latitudes pretendiendo reinventar el mundo con sus pestiños cinematográficos a golpe de subvención.

Acudan, pues, sin temor, amigos, a ver "Angeles y demonios". Y no les importe que toda la antimateria producida o por producir en un futuro previsible no sea capaz ni de hacer estallar un mosquito, que alguna licencia hay que consentirle al bueno de Dan Brown, entre tanta conspiración, códigos ocultos y demás asuntos de análogo pelaje.

sábado, 23 de mayo de 2009

STAR TREK: EN EL ESPACIO NADIE PUEDE OÍR TUS GRITOS




















Aunque Deep nunca se haya contado entre los "trekkies", sí había profesado un cierto respeto hacia la franquicia Star Trek, como producto digno y fiel a un espíritu. Razón, pues, sobrada para jurar en arameo tras padecer el pase del insufrible bodrio estrenado estos días y perpetrado por J.J.Abrahms, que, no contento con castigarnos con sus telenovelas con pretensiones ("Perdidos" y cosas por el estilo), se lanza a calzón quitado a convertir el universo de Gene Rodeberry en una descerebrada peliculilla de aventuras juveniles que lleva al límite la paciencia del espectador desde su mismísimo inicio.

Si algo no es "Star Trek" es Star Trek. Es una parodia interpretada por una versión "teen" de los protagonistas de la saga, cuyas cotas de insensatez rayan muy por encima de la tomadura de pelo. "Star Trek" no hace gracia ni produce miedo ni genera otra emoción que un agudo cabreo que el damnificado, además, no puede, como le pediría el cuerpo, desahogar a grito pelado en plena sala de proyeción. De ahí que el lugar idóneo para su estreno (por lo de ponerse en contexto) sería el espacio exterior, donde nadie podría oír los gritos del respetable mentando a toda la familia del Director y, de paso, éste, con un poco de suerte, entraría para siempre en la órbita de algún satélite de Neptuno, en beneficio de la raza humana.

domingo, 3 de mayo de 2009

"X-MEN ORÍGENES: LOBEZNO": EL DE LAS GARRAS, SIN GARRA


















Quienes crecimos leyendo comics de superhéroes tendríamos, sobre el papel, que llevar años con una sonrisa de oreja a oreja ante la proliferación de sus adaptaciones a la gran pantalla. Obviamente no es así. Con muy contadas excepciones, el proceso ha deparado chasco tras chasco, con la subsiguiente frustración de las expectativas creadas.

"X-Men orígenes: Lobezno" se suma al carro: un director incompetente, un guión insolvente y una lacerante escasez de medios se unen para dar a luz un producto insípido y anodino, que, queriendo ser muchas cosas, termina por no ser ninguna, dejando al respetable frío como el hielo. Una única escena (la final, en la que han debido empeñar la mitad de todo el presupuesto) puede salvarse de un metraje que, en lo demás, oscila entre lo fallido y lo patético (caso del acogimiento del superhéroe como osito de peluche por un par de venerables ancianos).

Garra es, pues, lo que (en una divertida paradoja) le falta a la película del superhéroe de las garras. Y tal carencia, a modo de compensación, va a poner a sus fans auténticamente de uñas.

miércoles, 29 de abril de 2009

DRAGON BALL EVOLUTION: HABLANDO DE "BALLS"...




















Tras años de rumores por los mentideros de la red y luego de haber creado expectativas rayanas con la histeria entre los fans, Son Goku iba a hacerse carne en "Dragon Ball Evolution". Claro que si usted esperaba un solomillo de primera, váyase olvidando, amigo. El plato de hoy es esto: el menú del día de un antro de mala muerte. Y es que uno no puede ponerse a hacer adaptaciones de superhéroes con el presupuesto de un banquete de boda. Cuando en una de las escenas iniciales vemos como el tipo al que encargan caracterizar a Goku pasea por el patio de una presunta High School californiana rodeado de (atención) DOS SEAT LEON, sabemos que es ya demasiado tarde: el timo se ha consumado y los 7 euros pagados por el bodrio que veremos pasar a continuación han volado forever. El resto, un argumento escrito por un alumno de Educación Especial y unos efectos especiales casposos que duran lo que el presupuesto de producción. Así que ya saben, amigos, la única "balls evolution" que ustedes podrán presenciar en este film es la de las propias, cuya hinchazón crecerá sin cesar hasta el mismo fin del metraje.

domingo, 26 de abril de 2009

"DÉJAME ENTRAR": MEJOR, DÉJAME SALIR¡¡¡¡


"
















Déjame entrar", la última niña bonita de la crítica, es un nuevo intento de reinterpretar uno de los arquetipos clásicos del cine de terror, el vampiro. Aquí, el no-muerto es una niña (que parece clonada de "Pipi Calzaslargas"), los Cárpatos transilvanos se cambian por la helada Suecia de los años 80 y el tirón sexual del chupasangres se trasmuta en erotismo infantil con tufillo pederasta. Todo muy original. Y, encima, pasado por el estilo "europeo": medios escasos, lentitud exasperante y demás panoplia.

El resultado no es una película de terror, ni una comedia, ni un drama, ni un pájaro ni un avión: es la primera película infantil de estilo Dogma de la historia. Y, por ello, es fácil imaginar las dos reacciones que suscita el film: sopor, entre los niños, y cabreo, entre los mayores. Inhumano e interminable pestiño, en suma, a cargo de un Director que se nos pone estupendo.

La reacción de la crítica, la previsible. Elevando el engendro a los altares del séptimo arte le mandan el recadito a usted, pobre gusano, de que, por encontrarla insufrible, se halla a años luz de las cotas de sensibilidad e inteligencia de tales seres superiores. Claro que si tienes 12 años y problemas de bulling, te unirás a ellos en sus loas, esperanzado con la posibilidad de que una niña vampira se meta en pelotas en tu cama por la noche y se dedique, a la mañana siguiente, a fostiar inmisericordemente a los causantes de tu desdicha.

martes, 31 de marzo de 2009

STREET FIGHTER: ¡AY QUE RISA, TÍA LUISA!


















Quienes, cuando chavales, nos dejamos los dedos en el joystick de la consola repartiendo mamporros gráficos con el Street Fighter II teníamos una cita obligada con el estreno de la versión fílmica anunciado para el pasado viernes. Olvidada el desopilante y patética antecedente de 1.994 a cargo de Van Damme y Kylye Minogue (que requeriría de una saga entera de comentarios), se vislumbraba la posibilidad de presenciar, al fin, en la gran pantalla una digna recreación de las cabriolas y poderes de Ryu, Bison, Sagat y compañía.


Pues nada de eso, muchachos. Mal augurio ya la idea del guionista de dar el protagonismo al más ñoño y flojo de los personajes de la saga, la anoréxica Chun-Li, aquí malinterpretada por la cursi y frígida novia de Supermán en "Smallville". Pero lo realmente malo es que cuanto uno ve durante las casi dos horas de metraje guarda con el universo Street Fighter la misma relación que con "La verbena de la paloma". Y, encima, el Director (un obrero del oficio como Andrzej Bartkoviak) se pone estupendo y se dedica a empaquetar al sufrido espectador una "historia" con mucho sentimiento y tal. Bodrio morrocotudo, pues, que a cambio de siete euros tima al feligrés con una versión a base de tortazos de "Mujercitas".


Huyan, pues, como de la peste, amigos, o corren el riesgo de que el cabreo les haga practicar el street fighting con el primero que se ponga por delante al terminar la proyección.

jueves, 19 de marzo de 2009

GRAN TORINO: ESO, QUE GRANDE SOY...





















Hijos míos, confieso que he pecado. El propósito de Deep de alejarse de cualquier sala que proyectase el último film de Clint Eastwood fue finalmente quebrantado por motivos que no viene al caso relatar. Hágase, pues, de la necesidad, virtud y manos a la crónica.

"Gran Torino" es el enésimo homenaje de Eastwood a sí mismo. De nuevo, pues, podrán ustedes deslumbrarse con los titánicos valores del heroico protagonista en el que el amigo Clint se proyecta ante el respetable. Esta vez el ex-cowboy resulta ser una especie de Martínez el Facha que (¡oh, sorpresa!) termina por revelarse como un buenazo dedicado a redimir sus cacerías de chinos en Corea con la asunción de oficio (y sin control judicial) de la tutela de un teen oriental. El guión parece recién salido de un telefilme de Antena 3, pero, como siempre, Eastwood corta de raíz semejante tufillo con unas cuantas frases sentenciosas que, presuntamente, esconden profundas reflexiones sonre la vida y la muerta, ahí es ná.

El film se salva, más que nada, en su vertiente de comedia, abandonada la cual se desliza hacia el más que previsible nudo y desenlace de una historia primaria, lineal y ya contada mil veces. A destacar, como siempre, la interpretación de Eastwood, que ocasionalmente frunce el ceño para mostrar que se ha enfadado. ¿Para cuando un duelo interpretativo con Chuck Norris, clama la afición?. "Walker, Texas Ranger" espera su traslación a la gran pantalla, Clint, anímate y palabrita del niño Jesús que voy a todas las sesiones.

sábado, 7 de marzo de 2009

WATCHMEN: DE TAL PALO...




















"Watchmen" es, más que una adaptación del comic homónimo de Alan Moore (totalmente desvinculado del proyecto, al punto de haber prohibido su inclusión en los créditos), una perfecta conversión de sus viñetas en imágenes en movimiento. Y, en tal empeño, el trabajo de Zack Snyder (el Director de "300" y de la magnífica "El amanecer de los muertos") es realmente excelente. Durante los largos 150 minutos de metraje el espectador visiona una réplica exacta de la celebérrima novela gráfica, como si sus personajes hubiesen cobrado vida para ponerse ante la cámara. El apabullante despliegue de efectos especiales, las sobresalientes caracterizaciones y un excelente trabajo de los actores ponen las bases de un producto que parece difícil que decepcione a los fans de la obra gráfica.

"Watchmen" debería, pues, ser una gran película, aunque quizás lastrada por una duración excesiva. Y lo será para quienes (la mayoría) juzguen así el comic de Moore. Pero quienes, como el mismo Deep, crean que aquél es una obra claramente sobrevalorada, situarán, paradójicamente, en el guión (es decir, en la novela gráfica) la mayor de sus tachas.

"Watchmen" pasa por obra maestra por su retrato pionero del reverso oscuro de los superhéroes. De su mano, los comics de enmascarados habrían alcanzado la madurez al sondear la atormentada, y tenebrosa, alma de los vigilantes. Puede ser. De hecho, la influencia de tal enfoque se extendió como un reguero de pólvora por el mundo del comic (terminando por hastiar, a base de conflictos freudianos, a los fieles seguidores del género, como era el caso de Deep). Pero el problema es que tal mérito aparece embutido en una historia descabellada y con más agujeros que un colador. Y no, no se diga que los comics de superhéroes son, de por sí, descabellados. Sólo lo son sus premisas. Si se aceptan éstas, su canon ha de ser idéntico al de otro género. Ahí es donde "Watchmen" falla. Su historia es, por momentos, puro desvarío. Es difícil tomar en serio a unos personajes que dan risa. En realidad, "Watchmen", más que una crítica, parecía una sátira de los superhéroes.

Visionar "Watchmen" es, con todo, una experiencia altamente recomendable, guste o no la novela gráfica, aunque, en este último caso, el guión mutila su valor. Mientras, obras maestras muy superiores al comic de Moore, como el "Born again" de Miller o "La muerte del Capitán Marvel" de Jim Starlin siguen esperando su paso a la gran pantalla. Aunque, quien sabe, quizás sea mejor que no haya otra adaptación que la que cada uno de los lectores haya hecho en su cabeza al devorar sus páginas.

lunes, 23 de febrero de 2009

OSCAR 2009: HOLLYWOOD QUIERE SER MILLONARIO


















Han terminado los Oscar 2009. Y, con ellos, un ejemplo difícilmente igualable de estulticia y desprecio a la cinefilia.

La nadería representada por "Slumdog Millonaire" se alza como gran campeona en esta celebración de la necedad, impulsada por el deseo de Hollywood de abrirse camino en el mercado hindú, donde 1.000 millones de descerebrados consumidores auguran irresistibles royalties. Cabe dudar, no obstante, si alguno de los premios otorgados no representan un guiño que denota que la coronación del film obedece a "necesidades del guión". Que el galardón al mejor guión adaptado (¡) recaiga en una historia con más agujeros que un queso gruyere o que su banda sonora y canción original (que nadie recuerda transcurridos cinco minutos tras la proyección) hayan sido premiadas como las mejores tiene ribetes cómicos que hacen vacilar sobre las reales intenciones de la Academia.

Claro que el descenso a los infiernos no termina con "Slumdog". El Oscar a Penélope Cruz por su papel en el bodrio "Vicky, Cristina, Barcelona", desplazando a la magnífica Marissa Tomei de "The Wrestler", entra de lleno en la historia de la infamia cinematográfica. Aunque, desde luego, el desmán se queda corto ante la visión del insufrible Sean Penn recogiendo el galardón que nadie en sus cabales dejaría de otorgar a Mickey Rourke. La satisfacción al público hispano y homosexual han podido sobre el homenaje al cine. Y, como colofón, la magnífica "Revolutionary road" se queda sin nada.

La clave de todo lo sucedido se halla en la galopante recesión, que ha empujado a la Academia a la desesperada búsqueda de salvavidas frente al naufragio y, de paso, a invitar al respetable a relajarse, dejar el cerebro en la nevera y unirse a alguno de los lerdos e indigestos coros que adornan "Slumdog". El gran perdedor ha sido, por supuesto, el Cine con mayúsculas. Pero las paladas de tierra que la Academia ha arrojado sobre sí misma este año le habrán de pasar, a no dudarlo, una justa factura antes o después. Así que olvidemos lo sucedido y recemos porque Danny Boyle no tenga en mente una biografía de Georgie Dam con la que seguir engordando la saga del "Millonaire".

domingo, 22 de febrero de 2009

THE WRESTLER: UNA MARAVILLA SIN OSCAR



















Tras ver "The wrestler", uno, no importa lo llena que la sala haya estado, se queda a solas con las imágenes legadas por un demoledor retrato del arquetipo de quien, en su periplo por la vida, no ha sabido o no ha podido cambiar a tiempo de estación. "The wrestler" es una crónica de decadencia, soledad y amargura, pero también de la dignidad del caído. Mickey Rourke encarna el papel de su vida interpretándose a sí mismo y hace así nacer a una de esas gigantescas figuras que serán recordadas como un nuevo icono. Visionado el film, es patente que una ceremonia de los Oscar que no cuenta con él entre sus candidatos se halla, ya de partida, inevitablemente devaluada.

Y si el desenlace de la cinta le produce la impresión de una historia inconclusa, se equivoca. Porque cuando la pantalla se funde a negro el relato ya ha terminado. Sabemos que The Wrestler ha ganado su último combate en el ring y que ha perdido, aunque de modo magnífico y emocionante, el último aalto con la vida.

jueves, 19 de febrero de 2009

SLUMDOG MILLIONAIRE: ¿QUIERE USTED SER PANOLI?



















Slumdog Millionaire, la última cinta de Danny Boyle, obliga a preguntarse si alguna epidemia de meningitis ha asolado recientemente a la crítica cinematográfica. Oír que este pastiche de Oliver Twist y telenovela mejicana es una obra maestra o está entre las cimas del celuloide de la última década sólo tiene sentido si quien pronuncia semejante veredicto es uno de esos tipos que sucumbe ante cualquier majadería que parezca "cool". Y como Bollywood (la factoría que fabrica el excremento audiovisual necesario para abastecer a mil millones de indios) pasa ahora mismo entre los pensadores "avanzados" por muy "cool", pues, ala, a babear ante esta nadería que no vale ni los seis euros que te clavarán por una entrada. Si no me crees, haz la prueba y vete a la sala más cercana. Cuando salgas con la cara de tonto propia de quién ha sido inmisericordemente timado, no volverás a osar dudar de la palabra de Deep.

domingo, 8 de febrero de 2009

EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON: ÉRASE UNA VEZ...


















Un hombre cuya vida discurre al revés, naciendo como un anciano y luego rejuveneciendo, año tras año. Si a las posiblidades que una historia así (que Scott Fitgerald plasmó en el relato corto que inspira la película) plantea se suman David Fincher como director (Seven, The Game, Fight Club...) y nada menos que 13 (¡) nominaciones al Oscar, uno no puede menos que entrar a la sala de proyección con grandes, gigantescas expectativas.

El resultado es un hermoso cuento de hadas. Pero (¡ay!) sólo eso. Así que quién espere un filme que entre en profundidades para explorar las implicaciones de su sugestivo planteamiento se sentirá, inevitablemente, decepcionado. Ahora bien, si sus pretensiones no pasan de ver una bonita, entretenida y, por momentos, emotiva fantasía, deseo concedido.

"El curioso caso..." será, pues, una pequeña decepción para unos y una grata experiencia para otros. Aquí, el Sr. Deep se une al primer grupo. La historia daba, desde luego, para muchísimo más de lo que puede verse en la pantalla. Una oportunidad perdida, pues, aunque compensada en parte por el disfrute de un bonito cuento de hadas. Eso sí, o mucho me equivoco o el tio Oscar va a volar a parajes bien distintos del país de nunca jamás donde discurre la atípica vida de Benjamien Button.

domingo, 1 de febrero de 2009

EL INTERCAMBIO: ANATOMÍA DE UN PELMAZO



















Clint Eastwood es el vivo ejemplo de que los críticos de cine suelen ser más falsos que un euro con la cara de Popeye. Eastwood fue, no lo olvidemos, el mugriento cowboy de los spaguetti-westerns de Leone (cruficado con éste por los puristas del género) y Harry el Sucio (prototipo, decían las lenguas exquisitas, del cine fascista de explotación) antes de, oh, milagro, transmutarse por obra y gracia de la ultravalorada "Sin perdón" en un genio de todo y lomo. Tras eso, de lo dicho, nada de nada, pequeña confusión y, ala, al altar de los genios en eso de hacer películas.


Y es que ahora resulta que Eastwood, uno de los peores actores que haya aparecido en la gran pantalla en los últimos treinta o cuarenta años, es el último paladín de lo clásico cuando de hacer cine se trata. Cosa cierta a condición de tomar el adjetivo como símil de cine carca, aburrido y más predecible que las respuestas de ZP en "Tengo una pregunta para usted". "El intercambio" continúa el soporífero repertorio de peliculas de cartón-piedra (por falsas e impostadas) de este ex-vaquero y ex-macarra jubilado endosándonos una trama de película de domingo por la tarde en Antena 3. Todo en "El intercambio" huele a producto prefabricado, sin margen alguno para la sorpresa, sin atisbo alguno de originalidad o brillantez. Un auténtico coñazo en el que, al menos, Eastwood nos hace el favor de no asomar el careto por la pantalla. Pero, cuidado, que el regalo se compensa de sobra dejando campar por sus respetos a la insufrible Angelina Jolie (en papel, encima, de madre-coraje), de profesión Lara Croft y ex-ninfómana, que compite con el carcamal que la dirige en estulticia interpretativa. Y, por si no fuera poco, el mutis de Eastwood tiene una terrorífica explicación, pues si el man no aparece es porque estaba ocupado en protagonizar su nuevo castigo a la audiencia, "El gran Torino", de inminente estreno.


Su crítica, como fácilmente se adivinará, aparecerá por este blog cuando las ranas canten zarzuela.

domingo, 25 de enero de 2009

REVOLUTIONARY ROAD: ROAD...TO NOWHERE


















"Revolutionary road" recoge, por el momento, el premio a la mejor película del año, con muchos cuerpos de ventaja sobre "El intercambio" (último y sobrevalorado film del ya un poco pelma Clint Eastwood, al que próximamente se pondrá en su sitio en este blog).

Sam Mendes adapta la novela homónima de Richard Yates para retomar el letimotiv de sus dos mejores obras anteriores, "American beauty" y "Camino de perdición": la fatalidad del destino y la futilidad de la resistencia ante él. Porque la suerte que aguarda al "modélico" matrimonio formado por Di Caprio y Kate Winslet es la que el azar y la sociedad ha dictado: un tedioso trabajo de oficina, una casita con parcela, una pareja de críos, el té con los insulsos vecinos a mediatarde...La rebeldía es inútil. La encrucijada de caminos que se presenta, sólo un espejismo. Queda resignarse a dar otra vuelta a la noria. En este contexto, la única voz cuerda es la del loco, que paga con semejante honor el precio de mantener en pie las preguntas que para la gente normal traen ya respuesta de serie.

"Revolutionary road" es una desgarradora visión de la normalidad, a través de uno de sus ejemplos arquetípicos, que propone una drástica revisión del alcance real de la libertad. Los protagonistas transitan sin remisión por el camino marcado y su intento de eludir su suerte sólo les conduce a la destrucción. Una metáfora cruelmente pesimista y difícil de digerir, pero que se eleva hasta el olimpo del Cine con mayúsculas.

Si te gusta el gran cine, no dejes de disfrutar de este magnífico film. Aunque cuidadín, tortolitos, casados y fauna similar. Su ingesta puede tener nefastos efectos secundarios sobre la salud conyugal, debería rezar el prospecto a entregar con la entrada.

martes, 20 de enero de 2009

CREPÚSCULO: EL TERROR...DE LAS NENAS



















Ni siquiera los cinéfilos empedernidos estamos a salvo de recibir ocasionalmente gato por liebre, máxime si las circunstancias obligan a una apresurada (y no bien informada) elección de película. Los escasos comentarios que habían llegado a un servidor el día de estreno de "Crepúsculo" apuntaban a otra revisión del mito del vampiro bajo coordendas bastente promtedoras. Algo parecido, pues, a la nada desdeñable "Entrevista con el vampiro".

En honor a la verdad, tales comentarios no iban del todo desencaminados. Los vampiros de "Crepúsculo" no son los acostumbrados chupasangres, sino una especie de familia adoptiva que ha resuelto pasar de rajar gargantas y decidido vivir entre la gente normalita como ciudadanos de bien. Y en ese anómalo contexto tienen cabida propuestas no carentes de ingenio (vampiros que no cocinan, habitaciones sin cama para los no muertos...). Pero, en realidad, el propósito de la cinta no pasa por profundizar en las posibilidades de tan estrambótica situación. Lo que "Crepúsculo" quiere narra narrar es una romantiquísima historia de amor adolescente muy a la medida de las fantasías femeninas. Así que el prota es guapísimo, sensibilísimo y (esto ya es el no va más)no hace guarrerida ninguna, el santiño. Un pajarito con el ala rota que, of course, le roba en un pis pas el corazón a su compañera de reparto. El prometedor planteamiento inicial deja, por ello, pronto paso a la consabida historia de amor con final feliz y derrota del malo, malísimo.

Pero "Crepúsculo" no merece la hoguera. Es un producto digno y resuelto con aceptable factura que pirrará a las teenagers y mantendrá en el asiento, sin excesivos padecimientos, al resto del personal. Ahora bien, esto no es "Entrevista con el vampiro". Ni, obviamente, el Nosferatu de Herzog, de largo, la mejor película de vampiros jamás filmada y cumbre absoluta, sin epítetos, del cine de terror contemporáneo. Las imágenes de Jonathan Harker adentrándose en los Cárpatos bajo la notas de Popol Vuh y el preludio wagneriano del Oro del Rin, mientras camina al encuentro de Klaus Kinski, sí es de lo que eriza el cabello al más pintado.

sábado, 10 de enero de 2009

ROCKNROLLA: PASEN Y DIVIÉRTANSE















Si estás harto de la sobreabundancia de cine pedante, afectado y pretencioso (que no hace falta buscar en cintas existencialistas, ahí están "The dark knight" o "300" para demostrarlo), hallarás en Rocknrolla, el último film de Guy Ritchie ("Snatch, cerdos y diamantes"), el antídoto perfecto.

Rocknrolla se propone exactamente lo que cualquier film debiera pretender (aunque cada vez sea mayor el número de quienes lo olvidan): dar al espectador hora y media de diversión sin exigir a cambio que deje el cerebro en taquilla. Rocknrolla es cine gamberro, inteligente, políticamente incorrecto y, por encima de todo, rabiosamente divertido. Yonquis pasados de rosca, ladrones por encargo, concejales corruptos, contables receptadores, homosexuales salidos del armario, abogados chaperos, promotores inmobiliarios, sicarios, mafiosos rusos, rockeros de regional preferente, productores musicales, peristas, gangsters incompetentes, simples patanes y un sinfín de personajes más dan vida a la gigantesca y descacharrante farsa sobre los bajos (y altos) fondos de Londres con la que Ritchie invita al público a pasarlo en la proyección tan estupendamente como (a la vista salta) él se lo ha pasado filmando. Y lo hace proponiendo un trato sincero, honesto y nada tramposo: 6 euros a cambio de 100 minutos de entretenidísima farra cinematográfica. No más, pero no menos.

Rocknrolla se anuncia como la primera parte de una trilogía que promete mantener el nivel. Máxime una vez Ritchie se ha desembarazado de la compañía de su infame ex-esposa Madonna (el personaje más vulgar y pedorro de la cultura popular de los últimos 25 años), arrancando en el proceso una millonada que aumenta los medios a su disposición continuar la saga.

Si te sobran seis euros y una tarde aburrida, no lo dudes. Acude a un cine y disfruta de Rocknrolla. Te sorprenderás saliendo de la sala con una sonrisa de oreja a oreja y reconciliado con la nobilísima profesión de entretener al respetable.


Aunque, eso sí, se te echó en falta, Brief Safe. Las risas nos hubieran durado meses.


lunes, 5 de enero de 2009

LA OLA: MEJOR, SIN TRAMPAS


















"La ola", relato de un experimento de abducción política que convierte a unos niñatos en furiosos militantes de un movimiento de tintes neonazis, es un estimable ejercicio de reflexión en torno a los mecanismos de la alienación ideológica. Y ello pese a unos primeros quince minutos que invitan a levantarse de la butaca, luego de sufrir el retrato de la típica High School de película teen, es decir, una suerte de parvulario interactivo con el profe en papel de animador sociocultural.

El metraje ofrece momentos magníficos (como la secuencia final en el auditorio, que muestra como la alienación totalitaria se viene abajo cuando el individuo se recobra a sí mismo y se sitúa entonces ante la responsabilidad por sus actos) y algunos excelentes retratos de personajes (el marginado al que el nuevo movimiento ofrece cobijo, la ególatra manipuladora a quien sólo parece incomodar que "la ola" no esté guiada por su mano...). Y, sin embargo, sus numerosas trampas hacen de éste un film parcialmente fallido. La voluntad de la cinta de practicar pedagogía política con el espectador le hacen perder, a la postre, verosimilitud y terminan por teñirlo de un cariz resueltamente impostado. Al querer pastorear al público hacia la meta propuesta (en lugar de dejar que la desnuda narración de los hechos permita al espectador decidir), el director merma, paradójicamente, su eficacia como fábula política.

Sorprendentemente, no hay ninguna alusión en las críticas al film a una de sus posibles lecturas. En la cinta, ambientada en Alemania, se hace presente desde el comienzo la cuestión de los crímenes del nazismo y, de modo más concreto, de la exigibilidad a los alemanes de la expiación de los atroces actos de sus abuelos. Sobre el particular la película no se decanta hasta su mismo final, cuando hace recaer la entera responsabilidad de lo sucedido en el profesor que, inadvertidamente, ha prendido la mecha. Y así, al descartar cualquier atisbo de culpa en la panda de descerebrados a quienes ha bastado vestir una camisa blanca e inventar un saludo ridículo para iniciar una cruzada por el IV Reich, invita a una conclusión incómoda y peligrosa: los ciudadanos son menores de edad, incapaces, y sólo a sus líderes, cuyos actos les guían, corresponde pedir cuentas. En este punto, "La ola" hace aguas.