miércoles, 30 de diciembre de 2015

STAR WARS VII, EL DESPERTAR DE LA FUERZA: LA BATALLA DE LOS CLONES



















VISTOSO REMAKE DE LA ENTREGA INICIAL, QUE NI ABURRE NI EMOCIONA


Cuando se supo que J.J. Abrams estaría al frente de la nueva entrega de Star Wars, las alarmas se dispararon. Y es que tras el magnífico sabor de boca dejado por la última película de la saga, pasar la batuta al director de un bodrio como "Super 8" podía augurar el peor de los desastres. En honor a la verdad, no ha sido, por fortuna, el caso. Abrams y sus guionistas han optado por una solución fácil, pero eficaz: reescribir el primer film de la saga añadiendo nuevos protagonistas y ciertas (no excesivas) variaciones de guión. Así que el subtítulo correcto debiera haber sido el del episodio II, "La batalla de los clones".

El problema de tal invento es que los clones no están a la altura. La nueva generación no da la talla, aunque la protagonista raye más alto que sus compañeros de fatigas. Muy corto se queda el nuevo malo/malísimo, cuya comparación con Darth Vader es hiriente, aunque es aun rebasado en estulticia por el big boss, un sucedáneo del emperador a base de infografía con pinta de primo lejano de Golum. Y la antigua generación, avejentada y crepuscular, no viene al rescate, ejerciendo, más bien, como tributo a los fans de la saga desde su origen.

Con todo, el espectáculo es visualmente brillante y la historia conserva interés hasta el final, aunque vuelve a la puerilidad que el desenlace de la segunda tríada de películas parecía querer dejar atrás. Así que el pase por el cine queda justificado. El futuro deparará (visto el pelotazo logrado por el film) nuevas entregas. Hasta que la taquilla (que no la Fuerza) le acompañe, claro.