martes, 26 de mayo de 2009

"LAS RUINAS": PUES ESO, UNA RUINA



















"Las ruinas" es la ópera prima de un Director novel, Carter Smith. Esperemos, pues, que, tras estrenarla, dicho sujeto mude su profesión para dedicarse a alguna otra cosa, preferiblemente las tareas del hogar.

La cosa que ocupa hoy el blog se propone, en apariencia, asustar al respetable con una trama dotada de la inventiva propia de un chiste de Chiquito de la Calzada. Unos jóvenes y descerebrados yankis se embarcan en unas vacaciones en Méjico y, aburridos ya de tanta "caidita" y chapuzón, parten de visita a una pirámide azteca, para que luego se diga que no tiene uno inquietud cultural. Allí les espera, of course, el bicho malo, malísimo de turno, que, en esta ocasión, toma la forma de unas plantas carnívoras ansiosas de merendárselos en cuanto se descuiden un poquitín. Y, por si la cosa no estuviese ya chunga, los oriundos del lugar montan guardia a pié de pirámide para que nadie escape del guateque, que el sitio es yu-yu y, encima, hay que precaverse de semejante plaga vegetal, en estos tiempos que corren.

Como, naturalmente, tras media hora la cosa ya no da más de sí, el amigo Carter se decida a continuación a engordar el metraje con lo que, se supone, come el público de estos productos: casquería, progresivamente más retorcida. Treta, pues, equivalente a la del cuentacuentos que, viendo que su relato duerme hasta las ovejas, decide tirar por la calle del medio y "conmover" al feligrés más a mano con con una patada en la boca del estómago.

Tras cuarenta y cinco minutos más de vísceras y mutilaciones, el bodrio culmina, ante el alivio del respetable, del modo que ya cabía predecir una hora antes. En ese momento, las únicas ruinas que el espectador anhela ver son las de la sala de proyección, luego de aplicar a la tarea la furia destructiva que este engendro produce con su mera contemplación.

Pero no se vayan todavía, amigos, que aun hay más. Y es que "Las ruinas" es...¡la adaptación de una novela homónima!. Así que ya saben, si conocen a alguien con dificultades de colocación profesional por causa de su retraso mental, anímenlo a escribir un relato y a buscar al editor de "Las ruinas". La fama y una tirada de 50.000 ejemplares pueden estar a punto de llamar a su puerta.

Dedicado a Cocteautwin, como codamnificado.

domingo, 24 de mayo de 2009

ANGELES Y DEMONIOS: DIVERSIÓN SIN TRAMPA NI CARTÓN



















Difícilmente quien pague seis euros por ver "Angeles y demonios" saldrá defraudado de la sala de proyección. Lo que el último film de Ron Howard ofrece es justamente lo que cabe exigirle: un rato (que se extiende por más de dos horas) de sana y eficaz diversión a cargo de una cinta de ritmo trepidante y dirigida con oficio. De paso, quienes hayan paseado por Roma podrán recrear su estancia en la ciudad eterna a través de la ruta turística que el Dr. Langdon se marca en pos de dar caza a los malvados Illuminatti.

Suele olvidarse a menudo que para hacer películas hay que saber hacer cine (caso de Ron Howard). Si a eso se añaden medios y un guión entretenido (que aquí consiste en la obra homónima de Dan Brown), voila, se hace la magia y tenemos servidas un par de horas de disfrute, sin secuelas. Buena nota de ello debieran tomar las miríadas de "genios" que pululan por estas latitudes pretendiendo reinventar el mundo con sus pestiños cinematográficos a golpe de subvención.

Acudan, pues, sin temor, amigos, a ver "Angeles y demonios". Y no les importe que toda la antimateria producida o por producir en un futuro previsible no sea capaz ni de hacer estallar un mosquito, que alguna licencia hay que consentirle al bueno de Dan Brown, entre tanta conspiración, códigos ocultos y demás asuntos de análogo pelaje.

sábado, 23 de mayo de 2009

STAR TREK: EN EL ESPACIO NADIE PUEDE OÍR TUS GRITOS




















Aunque Deep nunca se haya contado entre los "trekkies", sí había profesado un cierto respeto hacia la franquicia Star Trek, como producto digno y fiel a un espíritu. Razón, pues, sobrada para jurar en arameo tras padecer el pase del insufrible bodrio estrenado estos días y perpetrado por J.J.Abrahms, que, no contento con castigarnos con sus telenovelas con pretensiones ("Perdidos" y cosas por el estilo), se lanza a calzón quitado a convertir el universo de Gene Rodeberry en una descerebrada peliculilla de aventuras juveniles que lleva al límite la paciencia del espectador desde su mismísimo inicio.

Si algo no es "Star Trek" es Star Trek. Es una parodia interpretada por una versión "teen" de los protagonistas de la saga, cuyas cotas de insensatez rayan muy por encima de la tomadura de pelo. "Star Trek" no hace gracia ni produce miedo ni genera otra emoción que un agudo cabreo que el damnificado, además, no puede, como le pediría el cuerpo, desahogar a grito pelado en plena sala de proyeción. De ahí que el lugar idóneo para su estreno (por lo de ponerse en contexto) sería el espacio exterior, donde nadie podría oír los gritos del respetable mentando a toda la familia del Director y, de paso, éste, con un poco de suerte, entraría para siempre en la órbita de algún satélite de Neptuno, en beneficio de la raza humana.

domingo, 3 de mayo de 2009

"X-MEN ORÍGENES: LOBEZNO": EL DE LAS GARRAS, SIN GARRA


















Quienes crecimos leyendo comics de superhéroes tendríamos, sobre el papel, que llevar años con una sonrisa de oreja a oreja ante la proliferación de sus adaptaciones a la gran pantalla. Obviamente no es así. Con muy contadas excepciones, el proceso ha deparado chasco tras chasco, con la subsiguiente frustración de las expectativas creadas.

"X-Men orígenes: Lobezno" se suma al carro: un director incompetente, un guión insolvente y una lacerante escasez de medios se unen para dar a luz un producto insípido y anodino, que, queriendo ser muchas cosas, termina por no ser ninguna, dejando al respetable frío como el hielo. Una única escena (la final, en la que han debido empeñar la mitad de todo el presupuesto) puede salvarse de un metraje que, en lo demás, oscila entre lo fallido y lo patético (caso del acogimiento del superhéroe como osito de peluche por un par de venerables ancianos).

Garra es, pues, lo que (en una divertida paradoja) le falta a la película del superhéroe de las garras. Y tal carencia, a modo de compensación, va a poner a sus fans auténticamente de uñas.