lunes, 23 de febrero de 2009

OSCAR 2009: HOLLYWOOD QUIERE SER MILLONARIO


















Han terminado los Oscar 2009. Y, con ellos, un ejemplo difícilmente igualable de estulticia y desprecio a la cinefilia.

La nadería representada por "Slumdog Millonaire" se alza como gran campeona en esta celebración de la necedad, impulsada por el deseo de Hollywood de abrirse camino en el mercado hindú, donde 1.000 millones de descerebrados consumidores auguran irresistibles royalties. Cabe dudar, no obstante, si alguno de los premios otorgados no representan un guiño que denota que la coronación del film obedece a "necesidades del guión". Que el galardón al mejor guión adaptado (¡) recaiga en una historia con más agujeros que un queso gruyere o que su banda sonora y canción original (que nadie recuerda transcurridos cinco minutos tras la proyección) hayan sido premiadas como las mejores tiene ribetes cómicos que hacen vacilar sobre las reales intenciones de la Academia.

Claro que el descenso a los infiernos no termina con "Slumdog". El Oscar a Penélope Cruz por su papel en el bodrio "Vicky, Cristina, Barcelona", desplazando a la magnífica Marissa Tomei de "The Wrestler", entra de lleno en la historia de la infamia cinematográfica. Aunque, desde luego, el desmán se queda corto ante la visión del insufrible Sean Penn recogiendo el galardón que nadie en sus cabales dejaría de otorgar a Mickey Rourke. La satisfacción al público hispano y homosexual han podido sobre el homenaje al cine. Y, como colofón, la magnífica "Revolutionary road" se queda sin nada.

La clave de todo lo sucedido se halla en la galopante recesión, que ha empujado a la Academia a la desesperada búsqueda de salvavidas frente al naufragio y, de paso, a invitar al respetable a relajarse, dejar el cerebro en la nevera y unirse a alguno de los lerdos e indigestos coros que adornan "Slumdog". El gran perdedor ha sido, por supuesto, el Cine con mayúsculas. Pero las paladas de tierra que la Academia ha arrojado sobre sí misma este año le habrán de pasar, a no dudarlo, una justa factura antes o después. Así que olvidemos lo sucedido y recemos porque Danny Boyle no tenga en mente una biografía de Georgie Dam con la que seguir engordando la saga del "Millonaire".

domingo, 22 de febrero de 2009

THE WRESTLER: UNA MARAVILLA SIN OSCAR



















Tras ver "The wrestler", uno, no importa lo llena que la sala haya estado, se queda a solas con las imágenes legadas por un demoledor retrato del arquetipo de quien, en su periplo por la vida, no ha sabido o no ha podido cambiar a tiempo de estación. "The wrestler" es una crónica de decadencia, soledad y amargura, pero también de la dignidad del caído. Mickey Rourke encarna el papel de su vida interpretándose a sí mismo y hace así nacer a una de esas gigantescas figuras que serán recordadas como un nuevo icono. Visionado el film, es patente que una ceremonia de los Oscar que no cuenta con él entre sus candidatos se halla, ya de partida, inevitablemente devaluada.

Y si el desenlace de la cinta le produce la impresión de una historia inconclusa, se equivoca. Porque cuando la pantalla se funde a negro el relato ya ha terminado. Sabemos que The Wrestler ha ganado su último combate en el ring y que ha perdido, aunque de modo magnífico y emocionante, el último aalto con la vida.

jueves, 19 de febrero de 2009

SLUMDOG MILLIONAIRE: ¿QUIERE USTED SER PANOLI?



















Slumdog Millionaire, la última cinta de Danny Boyle, obliga a preguntarse si alguna epidemia de meningitis ha asolado recientemente a la crítica cinematográfica. Oír que este pastiche de Oliver Twist y telenovela mejicana es una obra maestra o está entre las cimas del celuloide de la última década sólo tiene sentido si quien pronuncia semejante veredicto es uno de esos tipos que sucumbe ante cualquier majadería que parezca "cool". Y como Bollywood (la factoría que fabrica el excremento audiovisual necesario para abastecer a mil millones de indios) pasa ahora mismo entre los pensadores "avanzados" por muy "cool", pues, ala, a babear ante esta nadería que no vale ni los seis euros que te clavarán por una entrada. Si no me crees, haz la prueba y vete a la sala más cercana. Cuando salgas con la cara de tonto propia de quién ha sido inmisericordemente timado, no volverás a osar dudar de la palabra de Deep.

domingo, 8 de febrero de 2009

EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON: ÉRASE UNA VEZ...


















Un hombre cuya vida discurre al revés, naciendo como un anciano y luego rejuveneciendo, año tras año. Si a las posiblidades que una historia así (que Scott Fitgerald plasmó en el relato corto que inspira la película) plantea se suman David Fincher como director (Seven, The Game, Fight Club...) y nada menos que 13 (¡) nominaciones al Oscar, uno no puede menos que entrar a la sala de proyección con grandes, gigantescas expectativas.

El resultado es un hermoso cuento de hadas. Pero (¡ay!) sólo eso. Así que quién espere un filme que entre en profundidades para explorar las implicaciones de su sugestivo planteamiento se sentirá, inevitablemente, decepcionado. Ahora bien, si sus pretensiones no pasan de ver una bonita, entretenida y, por momentos, emotiva fantasía, deseo concedido.

"El curioso caso..." será, pues, una pequeña decepción para unos y una grata experiencia para otros. Aquí, el Sr. Deep se une al primer grupo. La historia daba, desde luego, para muchísimo más de lo que puede verse en la pantalla. Una oportunidad perdida, pues, aunque compensada en parte por el disfrute de un bonito cuento de hadas. Eso sí, o mucho me equivoco o el tio Oscar va a volar a parajes bien distintos del país de nunca jamás donde discurre la atípica vida de Benjamien Button.

domingo, 1 de febrero de 2009

EL INTERCAMBIO: ANATOMÍA DE UN PELMAZO



















Clint Eastwood es el vivo ejemplo de que los críticos de cine suelen ser más falsos que un euro con la cara de Popeye. Eastwood fue, no lo olvidemos, el mugriento cowboy de los spaguetti-westerns de Leone (cruficado con éste por los puristas del género) y Harry el Sucio (prototipo, decían las lenguas exquisitas, del cine fascista de explotación) antes de, oh, milagro, transmutarse por obra y gracia de la ultravalorada "Sin perdón" en un genio de todo y lomo. Tras eso, de lo dicho, nada de nada, pequeña confusión y, ala, al altar de los genios en eso de hacer películas.


Y es que ahora resulta que Eastwood, uno de los peores actores que haya aparecido en la gran pantalla en los últimos treinta o cuarenta años, es el último paladín de lo clásico cuando de hacer cine se trata. Cosa cierta a condición de tomar el adjetivo como símil de cine carca, aburrido y más predecible que las respuestas de ZP en "Tengo una pregunta para usted". "El intercambio" continúa el soporífero repertorio de peliculas de cartón-piedra (por falsas e impostadas) de este ex-vaquero y ex-macarra jubilado endosándonos una trama de película de domingo por la tarde en Antena 3. Todo en "El intercambio" huele a producto prefabricado, sin margen alguno para la sorpresa, sin atisbo alguno de originalidad o brillantez. Un auténtico coñazo en el que, al menos, Eastwood nos hace el favor de no asomar el careto por la pantalla. Pero, cuidado, que el regalo se compensa de sobra dejando campar por sus respetos a la insufrible Angelina Jolie (en papel, encima, de madre-coraje), de profesión Lara Croft y ex-ninfómana, que compite con el carcamal que la dirige en estulticia interpretativa. Y, por si no fuera poco, el mutis de Eastwood tiene una terrorífica explicación, pues si el man no aparece es porque estaba ocupado en protagonizar su nuevo castigo a la audiencia, "El gran Torino", de inminente estreno.


Su crítica, como fácilmente se adivinará, aparecerá por este blog cuando las ranas canten zarzuela.