martes, 31 de marzo de 2009

STREET FIGHTER: ¡AY QUE RISA, TÍA LUISA!


















Quienes, cuando chavales, nos dejamos los dedos en el joystick de la consola repartiendo mamporros gráficos con el Street Fighter II teníamos una cita obligada con el estreno de la versión fílmica anunciado para el pasado viernes. Olvidada el desopilante y patética antecedente de 1.994 a cargo de Van Damme y Kylye Minogue (que requeriría de una saga entera de comentarios), se vislumbraba la posibilidad de presenciar, al fin, en la gran pantalla una digna recreación de las cabriolas y poderes de Ryu, Bison, Sagat y compañía.


Pues nada de eso, muchachos. Mal augurio ya la idea del guionista de dar el protagonismo al más ñoño y flojo de los personajes de la saga, la anoréxica Chun-Li, aquí malinterpretada por la cursi y frígida novia de Supermán en "Smallville". Pero lo realmente malo es que cuanto uno ve durante las casi dos horas de metraje guarda con el universo Street Fighter la misma relación que con "La verbena de la paloma". Y, encima, el Director (un obrero del oficio como Andrzej Bartkoviak) se pone estupendo y se dedica a empaquetar al sufrido espectador una "historia" con mucho sentimiento y tal. Bodrio morrocotudo, pues, que a cambio de siete euros tima al feligrés con una versión a base de tortazos de "Mujercitas".


Huyan, pues, como de la peste, amigos, o corren el riesgo de que el cabreo les haga practicar el street fighting con el primero que se ponga por delante al terminar la proyección.

jueves, 19 de marzo de 2009

GRAN TORINO: ESO, QUE GRANDE SOY...





















Hijos míos, confieso que he pecado. El propósito de Deep de alejarse de cualquier sala que proyectase el último film de Clint Eastwood fue finalmente quebrantado por motivos que no viene al caso relatar. Hágase, pues, de la necesidad, virtud y manos a la crónica.

"Gran Torino" es el enésimo homenaje de Eastwood a sí mismo. De nuevo, pues, podrán ustedes deslumbrarse con los titánicos valores del heroico protagonista en el que el amigo Clint se proyecta ante el respetable. Esta vez el ex-cowboy resulta ser una especie de Martínez el Facha que (¡oh, sorpresa!) termina por revelarse como un buenazo dedicado a redimir sus cacerías de chinos en Corea con la asunción de oficio (y sin control judicial) de la tutela de un teen oriental. El guión parece recién salido de un telefilme de Antena 3, pero, como siempre, Eastwood corta de raíz semejante tufillo con unas cuantas frases sentenciosas que, presuntamente, esconden profundas reflexiones sonre la vida y la muerta, ahí es ná.

El film se salva, más que nada, en su vertiente de comedia, abandonada la cual se desliza hacia el más que previsible nudo y desenlace de una historia primaria, lineal y ya contada mil veces. A destacar, como siempre, la interpretación de Eastwood, que ocasionalmente frunce el ceño para mostrar que se ha enfadado. ¿Para cuando un duelo interpretativo con Chuck Norris, clama la afición?. "Walker, Texas Ranger" espera su traslación a la gran pantalla, Clint, anímate y palabrita del niño Jesús que voy a todas las sesiones.

sábado, 7 de marzo de 2009

WATCHMEN: DE TAL PALO...




















"Watchmen" es, más que una adaptación del comic homónimo de Alan Moore (totalmente desvinculado del proyecto, al punto de haber prohibido su inclusión en los créditos), una perfecta conversión de sus viñetas en imágenes en movimiento. Y, en tal empeño, el trabajo de Zack Snyder (el Director de "300" y de la magnífica "El amanecer de los muertos") es realmente excelente. Durante los largos 150 minutos de metraje el espectador visiona una réplica exacta de la celebérrima novela gráfica, como si sus personajes hubiesen cobrado vida para ponerse ante la cámara. El apabullante despliegue de efectos especiales, las sobresalientes caracterizaciones y un excelente trabajo de los actores ponen las bases de un producto que parece difícil que decepcione a los fans de la obra gráfica.

"Watchmen" debería, pues, ser una gran película, aunque quizás lastrada por una duración excesiva. Y lo será para quienes (la mayoría) juzguen así el comic de Moore. Pero quienes, como el mismo Deep, crean que aquél es una obra claramente sobrevalorada, situarán, paradójicamente, en el guión (es decir, en la novela gráfica) la mayor de sus tachas.

"Watchmen" pasa por obra maestra por su retrato pionero del reverso oscuro de los superhéroes. De su mano, los comics de enmascarados habrían alcanzado la madurez al sondear la atormentada, y tenebrosa, alma de los vigilantes. Puede ser. De hecho, la influencia de tal enfoque se extendió como un reguero de pólvora por el mundo del comic (terminando por hastiar, a base de conflictos freudianos, a los fieles seguidores del género, como era el caso de Deep). Pero el problema es que tal mérito aparece embutido en una historia descabellada y con más agujeros que un colador. Y no, no se diga que los comics de superhéroes son, de por sí, descabellados. Sólo lo son sus premisas. Si se aceptan éstas, su canon ha de ser idéntico al de otro género. Ahí es donde "Watchmen" falla. Su historia es, por momentos, puro desvarío. Es difícil tomar en serio a unos personajes que dan risa. En realidad, "Watchmen", más que una crítica, parecía una sátira de los superhéroes.

Visionar "Watchmen" es, con todo, una experiencia altamente recomendable, guste o no la novela gráfica, aunque, en este último caso, el guión mutila su valor. Mientras, obras maestras muy superiores al comic de Moore, como el "Born again" de Miller o "La muerte del Capitán Marvel" de Jim Starlin siguen esperando su paso a la gran pantalla. Aunque, quien sabe, quizás sea mejor que no haya otra adaptación que la que cada uno de los lectores haya hecho en su cabeza al devorar sus páginas.