domingo, 27 de septiembre de 2009

EL SOPLÓN: SOMNÍFERO DE LA GRAN PANTALLA



















Quien tenga problemas para conciliar el sueño cuenta con una nueva terapia que promete singular eficacia: una sesión nocturna que proyecte la última cinta de Steven Soderbergh, "El soplón".

Esta historia de un mentiroso compulsivo cuyas manipulaciones causan un embrollo de dimensiones progresivamente mayores adolece de un pequeño vicio de origen: nada de lo que la cinta cuenta tiene, en realidad, el más mínimo interés. Y si a este hecho se une que seguir el hilo del revoltijo urdido por el embustero es a cada paso más difícil, el resultado es el previsible: una rápida desconexión de todo cuanto sucede en pantalla seguida de un fulminante sopor que hace al sufrido espectador pedir de inmediato la hora. Ahora bien, todo sea dicho, los 6 euros tirados en semejante pestiño podrían haber sido salvados sólo con reparar en las loas recibidas en festivales como el de Venecia y similares. Pues ante la certeza metafísica de que los patanes que integran los jurados se ocupan en encumbrar productos infumables con el exclusivo propósito de marcar distancias con los gustos de un tipo normal, la respuesta hubiera debido ser la huida inmediata.


Así que ya saben, amigos, salvo que el insomnio les azote sin piedad, manténgase alejados de este soplón y no duden, además, en dar el chivatazo.

sábado, 19 de septiembre de 2009

DISTRICT 9: NINEDA DE NINEDA


















"District 9", las desventuras xenófobas de un contingente alienígena que, por error, da con sus huesos en La Tierra, es un híbrido entre el cine de palomitas y el de denuncia política. Y, como era previsible ante lo escasamente combinable de tales ingredientes, no funciona bien ni como lo uno ni como lo otro.

"District 9" llama a la sesuda reflexión un segundo y al apagado cerebral total al siguiente. Y, como lógica consecuencia, no contenta ni a quiénes van al cine a pensar ni a quiénes van a no hacerlo, categorías que, por desgracia para el film, agotan la totalidad de los potenciales espectadores. Por si eso no fuera suficiente, Peter Jackson, que aquí oficia de productor, parece querer volver por sus fueros y, aunque a través de testaferro (ahora hay una reputación que proteger), nos obsequia con un nauseabunedo espectáculo de sangre, vísceras y mugre que pone a prueba el estómago más curtido.


Pésimos actores, ausencia de ritmo, un guión con más agujeros que un colador y nula habilidad narrativa (que debe soslayarse por medios tan burdos como el falso documental) coronan este fallido producto que, a la postre, termina por retener al feligrés en su butaca únicamente por averiguar su desenlace. Y como este resulta ser una más que previsible faena de aliño, la impresión que resta es la de una estúpida nadería cuyos escasos hallazgos argumentales han sido arruinados por una pésima realización. Así que nada de "9". Un 2, y va que arde, para esta solemne bobada, que apenas merece ni el rato que invierte su descarga por emule.