jueves, 12 de abril de 2012

IRA DE TITANES: IRA DE ESPECTADORES


















Ira, sí, es el poso que deja en el sufrido espectador esta nueva (y ya van...) epopeya mitológico-festiva, concluida la proyección. Y es que el despliegue pirotécnico y visual, nada desdeñable y pagado con sus buenas decenas de millones de dólares, abre paso al interrogante de siempre: ¿por qué no se separaron de tan ingentes sumas unos míseros centenares de miles y se invirtieron en escribir un guión digno de tal nombre? Las respuestas posibles son dos: a) el productor cree que el espectador-tipo de la cinta es imbécil y, por lo tanto, se limita a prestar atención a los monstruos, explosiones, decorados y demás panoplia, sin enterarse ni importarle lo que sucede, o b) el productor cree que el guión sí es digno de tal nombre (hipótesis en la que ha de concluirse que el imbécil es él).

Majadería, en suma, sólo soportable por el despliegue de imágenes espectaculares y que cabe esperar no tenga continuación ni en el Olimpo ni en parte alguna