sábado, 23 de mayo de 2009

STAR TREK: EN EL ESPACIO NADIE PUEDE OÍR TUS GRITOS




















Aunque Deep nunca se haya contado entre los "trekkies", sí había profesado un cierto respeto hacia la franquicia Star Trek, como producto digno y fiel a un espíritu. Razón, pues, sobrada para jurar en arameo tras padecer el pase del insufrible bodrio estrenado estos días y perpetrado por J.J.Abrahms, que, no contento con castigarnos con sus telenovelas con pretensiones ("Perdidos" y cosas por el estilo), se lanza a calzón quitado a convertir el universo de Gene Rodeberry en una descerebrada peliculilla de aventuras juveniles que lleva al límite la paciencia del espectador desde su mismísimo inicio.

Si algo no es "Star Trek" es Star Trek. Es una parodia interpretada por una versión "teen" de los protagonistas de la saga, cuyas cotas de insensatez rayan muy por encima de la tomadura de pelo. "Star Trek" no hace gracia ni produce miedo ni genera otra emoción que un agudo cabreo que el damnificado, además, no puede, como le pediría el cuerpo, desahogar a grito pelado en plena sala de proyeción. De ahí que el lugar idóneo para su estreno (por lo de ponerse en contexto) sería el espacio exterior, donde nadie podría oír los gritos del respetable mentando a toda la familia del Director y, de paso, éste, con un poco de suerte, entraría para siempre en la órbita de algún satélite de Neptuno, en beneficio de la raza humana.