El film que hoy ocupa el blog es la enésima versión del científico castigado por desafiar las divinas leyes de la naturaleza. Aquí el castigo llega en forma de rebelión de una panda de monos que se han vuesto listísimos tras las pertinentes manipulaciones por una malvada empresa biotecnológica, cuyas maquinaciones terminan por infectar a toda la raza humana con un virus mortal. Con esa archisabida historia se mezcla el mito del buen salvaje, pues resulta que los monos superdotados, como criaturas de Dios, son más buenos que un pedazo de pan y sólo se lían a tortazos con los humanos en defensa propia. Con todo, la cinta está facturada con solvencia y se deja ver sin esfuerzo.
Más discutible es, sin embargo, la filosofía que destilan productos como el presente, en plan desconfía de los científicos, que se revelan frente a las leyes de Dios. O sea que ya sabes, si algún allegado enferma de Alzheimer, olvídate de buscar curas y jódete, que así está dictado por la Providencia.
Más discutible es, sin embargo, la filosofía que destilan productos como el presente, en plan desconfía de los científicos, que se revelan frente a las leyes de Dios. O sea que ya sabes, si algún allegado enferma de Alzheimer, olvídate de buscar curas y jódete, que así está dictado por la Providencia.