"Contagio", lo último de Steven Soderbergh, ha sido filmada con la evidente intención de explorar las posibilidades de un escenario más que posible (una infeccíón a nivel mundial) del modo más realista. El resultado responde a las expectativas. Sin efectismos ni estridencias, lo que se nos muestra no dista mucho de lo que sucedería en el mundo real. Una historia contada con oficio en la que poco chirría y que se sigue con interés hasta su desenlace.
El "pero" que cabría poner al film es que, por su tono casi documental, "Contagio" no emociona. La frialdad del relato termina por transmitirse al espectador, que contempla lo que sucede en pantalla como si aquello fuese "Informe Semanal". Así que si usted espera emociones fuertes, esta no es su película. Aunque tampoco era esa, ni debía ser, su pretensión. El poso que la cinta propone es una serena reflexión sobre la amenaza que, inevitablemente, se hará un día realidad, cosa nada compatible con el tono de los telefilms al uso sobre el particular que algún despistado podría haber esperado ver en la gran pantalla