TERCERA ENTREGA DE LA SAGA, QUE NO DEFRAUDA, PERO TAMPOCO ENTUSIASMA
Tras la notable y original "Pitch Black" y "Las crónicas de Riddick", la saga del forzudo antihéroe espacial ofrece una tercera entrega en la que la solución propuesta para ganarse al respetable pasa por una vuelta a los orígenes, persiguiendo recuperar la atmósfera y la ambientación del film inicial, probablemente por cuestiones presupuestarias.
El resultado no está, desde luego, a la altura de su inspiración. Tras una estimable primera mitad del metraje, la cosa decae hasta alcanzar un flojo y previsible desenlace, tras un desarrollo clónico al del film original. Con todo, la película no defrauda y mantiene un estimable ritmo que impide cualquier aletargamiento. Así que aunque la historia hubiera podido dar más de sí, no hay motivo para pedir el libro de reclamaciones. Un producto digno, razonablemente solvente y que alcanza sus propósitos, en suma. Así que si les van las aventuras espaciales, pasen por taquilla y no les defraudará su paseo por esos mundos de Dios