Tras cruzar porrones de años luz, unos alienígenas llegan a La Tierra con el propósito de invadirla. Así que aquí se plantan, aterrizan y ¿qué sale de las astronaves? Voila, unos tipos con ametralladoras que se dedican al tiro al blanco por Los Angeles. Y por si esta idea profundamente subnormal no fuera bastante, le sigue dos horas de metraje engordado a base de conatos de escenas lacrimógenas (del tipo papá, no te mueras) y de dramas existenciales de los protas (del tipo he dejado morir a mis muchachos). En suma, que quien entre a la sala esperando ver lo que legítimamente podría aguardar, es decir, un buen espectáculo visual montado sobre una trama que no insulte la inteligencia , va de lado. Las "batallas" contra los aliens son meros tiroteos, aderezados con los consabidos infogramas, y, con todo, son lo mejor de una historia pueril, estúpida y primaria.
Pero lo peor de todo es el añadido al título de este engendro: "Battle Los Angeles", que hace augurar nuevas entregas con cargo a otras tantas batallas urbanas, en plan gira mundial. Urge, pues, una recogida de firmas para que el próximo film se ambiente en Bahamas o algo por el estilo, a ver si de tal modo el equipo de rodaje, cautivado por el paradisíaco entorno, se dedica a ir a la playa y se olvida de filmar chorradas como esta, indigna de una sola línea más.