sábado, 31 de diciembre de 2011

DRIVE: NO, REVÉS



















"Drive" aterriza en la cartelera con aureola de clásico instantáneo y bajo la generalizada aclamación de la crítica. Mal empezamos, pues. Tras su visionado, el mal pálpito se muestra plenamente fundado.

"Drive" es un videoclip de hora y media rodado con la coartada de un guión que parece directamente sacado de una de esas novelitas de cinco duros que, en el mejor de los casos, servía como desahogo de una tediosa tarde de verano. Una coreografía de música discotequera y fotografía muy "modelna" se pone, pues, al servicio de una historia de saldo, que aparente ser producto de un par de horas de escritura automática (al final resulta ser adaptación una novela; ni imaginar cómo será ésta). Todo transcurre, además, en un tono entre afectado y pretencioso, como si se nos estuviera mostrando, por fin, lo que es el cine con mayúsculas (en plan aquí, hasta que llegué yo, no se había hecho nada). Y, por si eso no bastara, la cosa se adereza de la inevitables notas tarantínicas de crueldad gratuita, para epatar, a falta de argumento mejor, al respetable. Pero no se vayan todavía, porque remacha la faena, al frente de semejante despliegue, un protagonista que hace que Chuck Norris parezca un actor de método. La misma cara durante hora y media, amigos, lapso en el que debe pronunciar unas cien palabras, en el mejor de los casos.

En suma, el año se cierra con un nuevo bluff. Así que nada de "drive". Manteniendo el argot tenístico, lo que aquí hay es un revés, el que sufrirá el cinéfilo que de buena fe se fíe, otra vez, de los críticos de guardia.