Muy de cuando en cuando espera a uno, silenciosamente agazapada en la sala de proyección, una mayúscula e inesperada sorpresa. Tales raras ocasiones suelen venir precedidas por una rebaja notable en las expectativas iniciales que, al final, contribuye a avivar el contraste entre lo que se esperaba y lo que se ha visto. Así sucede con Kick-Ass, la inteligentísima y descacharrante versión del cine de superhéroes a cargo de Matthew Vaughn que campa estos días a sus anchas por la cartelera. Casi dos horas de metraje que pasan volando de la mano de un film tan brillante que...¡hasta Nicholas Cage hace un buen papel! (sí, si, no han leído mal, Nicholas Cage). Una magnífica ensalada de humor friki y acción trepidante que, sabiamente salseada con cantidades ingentes de sarcasmo, da para un almuerzo entero de cine de cum laude.
Kick-Ass, la película que el baboso de Tarantino nunca pudo hacer, por no dar para tanto, les espera, amigos, en la sala más cercana. Pasen por taquilla y Deep les garantiza la rentabilidad de la inversión.