lunes, 12 de octubre de 2009

LOS SUSTITUTOS: ESTA VEZ, SÍ




















"Los sustitutos" tiene el honor de romper con la larga racha de bodrios que ha ocupado este blog las últimas semanas.

Su planteamiento argumental resulta ya sugerente. En un mundo futuro (aunque sin mucha apariencia de tal, por exigencias del presupuesto), los individuos son sustituidos en sociedad por réplicas robóticas a gusto del consumidor. Como consecuencia, naturalmente, el mundo es un hervidero de juventud y belleza, con la senectud y la fealdad confinadas a las cuatro paredes en donde moran los humanos sustituidos. ¿Todos? No. Como en la famosa aldea gala, subsisten núcleos de irreductibles "biológicos" (los "Dreds"), confinados en reservas, que se niegan a pasar por el aro. La trama da inicio cuando aparece un arma capaz de acabar a distancia no sólo con la réplica robótica, sino también con su equivalente humano, de modo que el film narra el esfuerzo de un convincente Bruce Willis por anular la gigantesca amenaza.

Al margen de un guión bien llevado, "Los sustitutos" encierra una crítica mordaz contra la deificación de la juventud y la belleza, explorando sus últimas consecuencias. El film, desde luego, no es perfecto, pues el compromiso con la taquilla obliga, no pocas veces, a sacrificar el rigor para construir un producto de digestión rápida. Pero, eso sí, dentro de límites razonables.

Una elección recomendable, que hubiera podido dar aun más de sí, y que plantea interesantes posibilidades. Por ejemplo, dotar a la clase política de sendos sustitutos cuya impactante apariencia dulcificase el trago de soportar sus patrañas, mentiras y peroratas.