SOBREVALORADO PASTICHE DE GÉNEROS, QUE TERMINA POR ABURRIR
"El renacido" es uno de esos films a los que se tilda de maravilla y que, tras su visionado, se vienen abajo con estrépito. Durante tres horas, González Iñárritu nos ofrece un refrito de cine de western, cine de supervivencia, cine de vengadores y documental de naturaleza y lo adereza con unas gotas de filosofía light, de la sección "mito del buen salvaje", para culminar con un desenlace previsible desde que se lee el argumento. Una auténtica incitación al bostezo durante largas partes del metraje, cuyo balance final es un chasco considerable, vistas las expectativas creadas por sus apologistas.
No es que "El renacido" sea una mala película, pero ni de lejos es una obra maestra y mucho menos un clásico. Lo curioso es que si un film ensalzado por los valedores del cine de arte y ensayo se sale de la completa mediocridad es gracias a sus aspectos puramente técnicos, de sobresaliente factura, pero a golpe, claro, de galopante presupuesto. Encima, a la cinta, sucia y truculenta, le sobra una hora de metraje. Embutida en 90 minutos, su fotografía y valores técnicos harían recomendable el pase por la sala, pero tres horas es un peaje demasiado elevado y la convierten en carne de streaming en tarde lluviosa de domingo y para deglutir en pequeños tragos.
Hoy, noche de los Oscar, el film parte en cabeza en las candidaturas. "Marte" o "El puente de los espías" son cintas mucho más estimables, pero como nada puede descartarse, bien capaz es la Academia de regar de estatuillas este plomo, con De Caprio a la cabeza del reparto, en todos los sentidos.