FALLIDO FILM SOBRE LOS CONTRAVALORES DEL SUPERHÉROE QUE TERMINA POR SERLO SOBRE LOS SUYOS PROPIOS
Es frecuente que en géneros cinematográficos sobresaturados surjan propuestas que intentan dar una vuelta de tuerca a sus convenciones para mantener el favor del respetable. La saturación de superhéroes lo hacía campo abonado para tal intento y aquí llega Deadpool a probar suerte. Y si hemos de medir el resultado por las cifras de taquilla, el éxito ha sido indiscutible. Ahora que si lo pasamos por el filtro de la calidad, el veredicto resulta muy distinto.
Deadpool retuerce la figura del superhéroe para adornarlo de cuantos vicios eran virtudes en sus modelos. Vengativo, sádico, salido, drogata...Todo ello envuelto en un lenguaje soez y un humor mordaz (e incesante). Un villano, en suma, sólo redimido por una buena causa: el amor y hacer justicia a unos (risibles) desalmados. El problema es que al servicio de tal empeño se ha puesto un guión que parece escrito por un idiota en una tarde de resaca, de encefalograma completamente plano, y que en su propósito de reescribir el género el film se ha pasado ampliamente de la raya. Como consecuencia, Deadpool es una cinta fea, soez, desagradable, cutre y predecible desde el minuto uno, cuyas pretensiones jocosas terminan muy pronto por perder efectividad para resultar cansinas y aburridas. Una especie de sesión non stop de "El club de la comedia" que, a la postre, resulta tan cargante que pide a gritos terminar cuanto antes. Deadpool intenta repetir lo que ya hizo con infinita mayor gracia y solvencia la magnífica "Kick ass" y fracasa estrepitosamente en el intento.
Por desgracia, el (inexplicable) éxito de taquilla hará que tenga segunda parte. Así que ya se sabe en qué no gastar el dinero cuando llegue el momento.