domingo, 7 de febrero de 2010

LA CUARTA FASE: BUENOS PRINCIPIOS, MALOS FINALES



















El denostamiento general a que la crítica cinematográfica ha sometido a "La cuarta fase" es razón suficiente para pasar por taquilla a curiosear. Una película vapuleada por tipos que tienen buenas palabras para "Teniente corrupto" o "Sherlock Holmes" exige un vistazo que permita salir de dudas.

"La cuarta fase" sigue la estela de falsos documentales tipo "Blair witch project" o, más recientemente, la insufrible "Paranormal activity", aunque da una vuelta más de tuerca al asunto cuando la protagonista se presenta personalmente al principio del film para convencernos de que lo que se va a narrar es más cierto que la subida del IVA. Durante el metraje las imágenes filmadas y las secuencias presuntamente reales se mezclan y simultanean, en un original acierto. Tras la primera media hora, se tiene la sensación de hallarse ante un hallazgo en toda regla, pero, ay, entonces comienza la pendiente abajo. Cuando llega el momento de que el sugestivo planteamiento dé paso a la resolución, el film se desinfla para caer en la ramplonería y los lugares comunes.

Pagar una entrada por "La cuarta fase", con todo, merece la pena. La película ofrece instantes ciertamente perturbadores, aunque algo escacharrados, eso sí, por sus premisas argumentales (la audición de la grabación que la prota hace tras quedarse dormida es buen ejemplo de ello). Porque el fallo esencial del film estriba, en realidad, en el tema, que no deberían haber sido las abducciones alienígenas, sino la locura. En ese caso, y eliminadas ataduras extraterrestres, algo más de habilidad podría haber engendrado un producto tremendo, de nivel muy superior. "La cuarta fase" es, pues, la historia de lo que podría haber sido, pero no fue. Aunque , desde luego, puestos a elegir, acudan ustedes sin vacilación a contemplar los desmanes de estos sacamantecas cósmicos antes que la plúmbea "Invcitus", cuya visión hace clamar por un inmediato rapto alienígena que nos saque a toda prisa de la sala de proyección.