
Tras años de rumores por los mentideros de la red y luego de haber creado expectativas rayanas con la histeria entre los fans, Son Goku iba a hacerse carne en "Dragon Ball Evolution". Claro que si usted esperaba un solomillo de primera, váyase olvidando, amigo. El plato de hoy es esto: el menú del día de un antro de mala muerte. Y es que uno no puede ponerse a hacer adaptaciones de superhéroes con el presupuesto de un banquete de boda. Cuando en una de las escenas iniciales vemos como el tipo al que encargan caracterizar a Goku pasea por el patio de una presunta High School californiana rodeado de (atención) DOS SEAT LEON, sabemos que es ya demasiado tarde: el timo se ha consumado y los 7 euros pagados por el bodrio que veremos pasar a continuación han volado forever. El resto, un argumento escrito por un alumno de Educación Especial y unos efectos especiales casposos que duran lo que el presupuesto de producción. Así que ya saben, amigos, la única "balls evolution" que ustedes podrán presenciar en este film es la de las propias, cuya hinchazón crecerá sin cesar hasta el mismo fin del metraje.