
"Watchmen" es, más que una adaptación del comic homónimo de Alan Moore (totalmente desvinculado del proyecto, al punto de haber prohibido su inclusión en los créditos), una perfecta conversión de sus viñetas en imágenes en movimiento. Y, en tal empeño, el trabajo de Zack Snyder (el Director de "300" y de la magnífica "El amanecer de los muertos") es realmente excelente. Durante los largos 150 minutos de metraje el espectador visiona una réplica exacta de la celebérrima novela gráfica, como si sus personajes hubiesen cobrado vida para ponerse ante la cámara. El apabullante despliegue de efectos especiales, las sobresalientes caracterizaciones y un excelente trabajo de los actores ponen las bases de un producto que parece difícil que decepcione a los fans de la obra gráfica.
"Watchmen" debería, pues, ser una gran película, aunque quizás lastrada por una duración excesiva. Y lo será para quienes (la mayoría) juzguen así el comic de Moore. Pero quienes, como el mismo Deep, crean que aquél es una obra claramente sobrevalorada, situarán, paradójicamente, en el guión (es decir, en la novela gráfica) la mayor de sus tachas.
"Watchmen" pasa por obra maestra por su retrato pionero del reverso oscuro de los superhéroes. De su mano, los comics de enmascarados habrían alcanzado la madurez al sondear la atormentada, y tenebrosa, alma de los vigilantes. Puede ser. De hecho, la influencia de tal enfoque se extendió como un reguero de pólvora por el mundo del comic (terminando por hastiar, a base de conflictos freudianos, a los fieles seguidores del género, como era el caso de Deep). Pero el problema es que tal mérito aparece embutido en una historia descabellada y con más agujeros que un colador. Y no, no se diga que los comics de superhéroes son, de por sí, descabellados. Sólo lo son sus premisas. Si se aceptan éstas, su canon ha de ser idéntico al de otro género. Ahí es donde "Watchmen" falla. Su historia es, por momentos, puro desvarío. Es difícil tomar en serio a unos personajes que dan risa. En realidad, "Watchmen", más que una crítica, parecía una sátira de los superhéroes.
Visionar "Watchmen" es, con todo, una experiencia altamente recomendable, guste o no la novela gráfica, aunque, en este último caso, el guión mutila su valor. Mientras, obras maestras muy superiores al comic de Moore, como el "Born again" de Miller o "La muerte del Capitán Marvel" de Jim Starlin siguen esperando su paso a la gran pantalla. Aunque, quien sabe, quizás sea mejor que no haya otra adaptación que la que cada uno de los lectores haya hecho en su cabeza al devorar sus páginas.
"Watchmen" debería, pues, ser una gran película, aunque quizás lastrada por una duración excesiva. Y lo será para quienes (la mayoría) juzguen así el comic de Moore. Pero quienes, como el mismo Deep, crean que aquél es una obra claramente sobrevalorada, situarán, paradójicamente, en el guión (es decir, en la novela gráfica) la mayor de sus tachas.
"Watchmen" pasa por obra maestra por su retrato pionero del reverso oscuro de los superhéroes. De su mano, los comics de enmascarados habrían alcanzado la madurez al sondear la atormentada, y tenebrosa, alma de los vigilantes. Puede ser. De hecho, la influencia de tal enfoque se extendió como un reguero de pólvora por el mundo del comic (terminando por hastiar, a base de conflictos freudianos, a los fieles seguidores del género, como era el caso de Deep). Pero el problema es que tal mérito aparece embutido en una historia descabellada y con más agujeros que un colador. Y no, no se diga que los comics de superhéroes son, de por sí, descabellados. Sólo lo son sus premisas. Si se aceptan éstas, su canon ha de ser idéntico al de otro género. Ahí es donde "Watchmen" falla. Su historia es, por momentos, puro desvarío. Es difícil tomar en serio a unos personajes que dan risa. En realidad, "Watchmen", más que una crítica, parecía una sátira de los superhéroes.
Visionar "Watchmen" es, con todo, una experiencia altamente recomendable, guste o no la novela gráfica, aunque, en este último caso, el guión mutila su valor. Mientras, obras maestras muy superiores al comic de Moore, como el "Born again" de Miller o "La muerte del Capitán Marvel" de Jim Starlin siguen esperando su paso a la gran pantalla. Aunque, quien sabe, quizás sea mejor que no haya otra adaptación que la que cada uno de los lectores haya hecho en su cabeza al devorar sus páginas.